Palabras de un monotributista



Es cierto que nada es cierto… Palabras raras para comenzar un texto con el título que lo precede. Pero la verdad… MI verdad es que lo que expreso desde mi valor como pequeño contribuyente al pagar mis impuestos se hace notar menos que la expresión de mis pensamientos.

Esto que estoy escribiendo ahora se sitúa espacialmente en el conurbano bonaerense, y temporalmente a pocos días de la finalización del año 2017. En este momento tengo 26 años, y como todos (o como muchos) tengo ciertos temores referidos a la economía del país en el que vivo, estoy hablando de Argentina.

Argentina es un hermoso país y tiene gente muy buena, pero también tiene mucha soberbia y corrupción. Todos saben qué es lo correcto, pero nunca tienen razón. “En la cancha se ven los pingos”, dice el dicho… nuestros jugadores siempre juegan en contra. Que el ajuste, que la mala administración, que la burocracia…

Siempre sufren más los que menos tienen, por dentro pienso que probablemente, aunque vivamos en un país o en un mundo con una perfecta armonía, nunca habrá forma de que los que menos tienen no sufran más que aquellos que sí poseen en abundancia.

También sé que ni todo el dinero del mundo podría opacar el dolor físico y psicológico que sufren todas las personas por igual, ya que todos atraviesan las mismas crisis, ya sean de la edad, ya sea la muerte de seres queridos, las injusticas, etc. Nadie es ajeno al dolor.

Y por alguna razón, así como nadie es ajeno al dolor en este mundo, ninguna persona en este país es ajena a la burocracia. La burocracia es un instrumento que se nos ha ido de las manos, es un caballo de Troya, es un virus que nos destruye cuando en realidad fue creado como una herramienta más para fortalecer nuestras vidas.

La burocracia no nos ahorra tanto dinero como creemos, nos quita más de lo que nos da, nos desalienta a seguir, nos hace hacer trámites, tras trámites, tras trámites, nos quita dinero, te quita dinero, nos quita tiempo, te quita tiempo… tiempo, lo único que realmente tenemos y que tiene un valor agregado. Tiempo…

Tiempo para reír, tiempo para llorar, tiempo para gozar, tiempo para crear, tiempo para trabajar en lo que realmente produce riqueza, tiempo para vivir.

Desconozco cómo hacer para que todo sea más productivo y fácil, que todo rinda mejor y sea más transparente. Pero sí sé una cosa, haciendo los trámites del monotributo… he perdido mucho tiempo.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Por qué es dificil emprender en Argentina

Burocracia, el juego en el que todos pierden